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miércoles, 6 de abril de 2011

POR GUÍA DE GRAN CANARIA (Y NO POR SANTA MARÍA DE GUÍA DE GRAN CANARIA)

       La ciudad de Guía de Gran Canaria debe su título de Ciudad a las gestiones y buenos resultados del preclaro político, hijo de Gran Canaria, Don Fernando de León y Castillo, localidad que ha perpetuado su figura en la memoria popular dándole, en su época, el nombre de una de sus más céntricas calles, que la rotuló como "Marqués del Muni"; rótulo que debiera completarse con la inclusión de su nombre completo, seguido del título del marquesado.


 
       El feliz acontecimiento que tratamos de historiar, tuvo lugar en el año 1871, fecha hasta la que Guía ostentó, con no menos timbre de honor el título de Villa, inmediatamente de que fuera naciendo y formándose como núcleo urbano independiente de la también vecina villa de Gáldar, después de que 1509, como fecha más antigua documentada de su existencia', aparezca fundada por Sancho de Vargas la ermita que mandó construir en honor de Nuestra Señora o Santa María de Guía.

Bonita vista de la costa Noroeste de nuestra isla, Gran Canaria.


       Casi inmediatamente después de la fundación de ermita, situada documentalmente en 1509, y una vez que el gobernador de la isla Martín Fernández Cerón nombra como primer alcalde a Fernando Alonso de la Guardia, en 1562 hecho que se considera como el nacimiento de Guía como núcleo urbano independiente de Gáldar —lo que hoy pudiéramos denominar como nacimiento de un municipio— aquella incipiente población ya empieza a denominarse Villa, pues así aparece titulada en numerosos instrumentos de la época, recogidos en los Protocolos de la Escribanía de Guía-Gáldar y conservados en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas. Los escribanos de la época, al iniciar la redacción de los diferentes documentos los sitúan "en la villa de Guía", título que se convierte en norma habitual no solo de los escribanos sino de cuantas autoridades reales, nacionales o de las islas, al hacer mención a la localidad norteña grancanaria.

Iglesia de Santa María de Guía.


       Y este título de Villa —que en los documentos oficiales y privados se refieren siempre a la "Villa de Guía de Gran Canaria" y no de Santa María de Guía, como luego veremos— es objeto de orgullo para los habitantes de ella que, incluso cuando a finales del siglo XIX se le concede el de Ciudad, algún que otro personaje relevante de la época, evidentemente más por nostalgia que por visión de futuro, se lamenta de dicha concesión. Tal es el caso del cura guíense Eladio Suárez Estévez, párroco en 1904 de San Gregorio de Telde —había sido "paje" o secretario del obispo Padre Cueto— que se lamenta en un artículo publicado en el periódico "La Mañana" de que Guía "nominóse siempre Villa que, a mi modo de ver no debió haberse cambiado por el de Ciudad que hoy lleva, siquiera sea por amor a lo antiguo"

Presa de las Garzas.


       Respecto al cambio de denominación de Guía de Gran Canaria por la actual de Santa María de Guía, realizado durante la alcaldía de Rafael Velázquez García, disentimos plenamente de la actual designación, y no por razones caprichosas, sino por el rigor histórico que se deriva desde el nacimiento de la localidad y de su iglesia parroquial.



       Está claro que Guía se instituto desde sus orígenes como 'Villa de Guía" que en lo antiguo se le añadía "en la isla de Gran Canaria", y de ahí el título que se institucionalizó de "Villa de Guía de Gran Canaria". Porque otra cosa es el título de la primera ermita y después Beneficio o Parroquia, que siempre fue de Santa María de Guía, unas veces, y otras de Nuestra Señora de Guía. El propio fundador de ella, Vargas, señala que "por cuanto yo edifiqué una iglesia que es en Gáldar, que se llama de Santa María de Guía...". También Carlos V, en su Real Provisión fechada en Monzón en 1533 para crear la Parroquia denomina la iglesia como de Santa María de Guía.

Imagen del antiguo Instituto, hoy Escuela Oficial de Idiomas. Aquí, nuevamente, el equipo de gobierno erró cambiando el color de la fachada. Es obvio que, estéticamente, este bello edificio ha perdido con ese color rojo en cada detalle del edificio (incluído el color rojo en los balaústres).


       Es evidente, pues, el error que llevó al alcalde Velázquez García a promover y conseguir el cambio de dicha denominación, cuando contó, además, con la negativa del párroco de entonces, Bruno Quintana Quintana, quien, según me contó en cierta ocasión, aconsejó que no se realizara porque, dijo el sacerdote, era "más solemne y sonoro", según sus propias palabras, el de Guía de Gran Canaria, además de coincidir entonces con nuestra teoría de ahora que Santa María de Guía fue siempre la parroquia, y no la localidad. Nosotros disentimos no por razones sentimentales o de sonoridad fonética, sino por exigido respeto a la evolución histórica y documental.



       Por todo lo expuesto hacemos un público, formal y solemne llamamiento a la Municipalidad de Guía de Gran Canana para que subsane el error, con un simple expediente administrativo en el que estamos dispuestos a colaborar, fundamentando las razones históricas.



Pedro González Sosa, Cronista Oficial de Guía


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